LEYENDA DEL CEMENTERIO
Junto con establecerse la colonia de Punta Arenas en la desembocadura del río del carbón, el gobernador Benjamín Muñoz Gamero, reemplazante de José de los Santos Mardones, determinó en 1851 la instalación de un cementerio que fue ubicado a orillas de un riachuelo que, por esta causa, fue llamado arroyo o río del Panteón. En este lugar habrían sido sepultados los restos de las víctimas del motín de Cambiazo.
La vecina puntarenense, Hortencia Fuentes Bastías dice: “El primer cementerio de Punta Arenas no fue el de la Plaza Lautaro; estaba ubicado justo como se menciona más arriba en un lugar no definido del sector Miraflores, el cementerio que se emplazó en la Plaza Lautaro fue el segundo cementerio existente en la cuidad”.
Por su parte, Rosario Uribe Mansilla, añade: “Al parecer entre un río que bajaba en calle Las Heras y el sector del Hogar del Niño Miraflores, cuando chica había visto un lugar donde alguien ponía flores. Y agregó que cuando se hizo la red de desagûes salió una lápida, que pudo o no corresponder a aquello”.
Las constantes crecidas de este curso de agua que originaban la inundación del camposanto, determinaron que en el año 1854 el gobernador Jorge Schythe, cambiara esta necrópolis al sector de Plaza Lautaro, hoy conocida como José de los Santos Mardones. El nuevo cementerio distaba sólo tres cuadras de la colonia y, por la diversidad étnica se dividió en sector norte católico y sector sur disidente. Allí fueron sepultados los fallecidos en la explosión de la cañonera británica Doterell.
No hay comentarios:
Publicar un comentario